miércoles, 11 de julio de 2012

.Caminos.

Siempre pienso que estar intranquila, incómoda, inquieta, me hace avanzar correctamente en mi vida. Siempre buscando algo, siempre cambiando, siempre modificando cosas, modificándome. Pero hay intranquilidades e inquietudes, que no hacen cosquillas en los pies, sino que causan un ardor en los huesos. Y eso, claramente, me indica que lo que tenga que modificar, lo tengo que hacer bien. Bien, mal... Conceptos demasiado relativos para mi vida últimamente. Pero tengo que elegir un nuevo camino. O el mismo pero cambiarme los zapatos. Todavía no sé. Si fuera tan fácil. ¿Y si hay alguien esperando algo de mi? ¿Y si el camino ya está trazado, pero yo no lo encontré? Deberé trazar el mío propio. ¿Y si el miedo y el odio se han apoderado de mi? De ser así, estoy segura que mi esencia no ha cambiado. Pero me costará mil veces mas poder ver con claridad.
Mirando el piso no logro ver mas adelante. Pero el frío no me deja levantar la cabeza. Y aún mirando mis pies, no logro dejar de tropezar. 


Por unos segundos floto en mi burbuja celeste. Frágil, pero aislante. 
Logro pensar con sensatez. Y cuando desciendo, como una oja de otoño en vaivén, siento el suelo húmedo, resbaladizo, móvil. 


Percibo nuevamente mi frialdad. Mis distancia. De cualquier camino que me decida tomar, estoy lejos. Veo el final del sendero, alejándose. Y no encuentro la entrada.