jueves, 3 de diciembre de 2015

Isabella

Una vez mas, las líneas empiezan rígidas, fervientes, rápidas y sólidas.
Al pasar los centímetros y los segundos, se deforman, se enrulan, se psicodelian... Y las cenizas caen sobre las teclas.
La espuma sin embargo, causa un efecto residual.
Y eso sólo lleva unas imágenes muy concretas a la retina.
La transparencia de tus ojos... No me la voy a olvidar. Juro no hacerlo.
La pureza de tu alma, la solidez de tu mentalidad. Tu sonrisa pícara e inocente.
Tu desplazar sobre las tablas que crujen mientras con firmeza las recorres.
Tu mirada de cejas levemente levantadas, que mira, comprende, acoge, resguarda... Como si fueras un gran abrazo al alma.
Pero dos segundos desde afuera, bastan para ver a ese pequeño ser. Para comprender la delicadeza de tamaño amor. Para entender que no se puede pasar por alto, que no se puede caminar por al lado y hacer como que no pasó nada. Que un ser tan valioso, se lo cuida, se lo protege, y se lo ampara por siempre.

Bendita tu llegada a mi vida.
Mañana todo no va a ser como ayer, va a ser mejor.




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